BUENOS AIRES

Buenos Aires en vida
y yo aquí muriendo
Buenos Aires luminosa
ruidosa, húmeda
y yo aquí triste, desgarrada
colmada de este dolor
por sentir que la vida se ríe
me quita de apoco
la tanta felicidad
que toda mi vida anhelé.
Buenos Aires mi raíz,
tu ciudad que nunca duermes
y sabes de los rincones
de cada vida, cada hombre con cada paso,
dime tu, cual es mi acertijo,
cual será el caudal de mi río bravio.
Donde irán tantos sueños,
mis lágrimas perdídas
que mi alma no acepta,
no soporta.
Díme tu que haré con este amor,
con su amor sincero
pleno de todo, las piezas
que a mi rompecabezas faltaban.
Díme tu Buenos Aires
en que rincones lejanos
de Long Beach podre esconderme
para que la pena y la soledad
no me alcancen.
Tengo el alma plena
de su amor puro
y mi cuerpo renacido
en las formas sutiles
de sus besos.
Tengo el corazón
hoy tengo el corazón
su corazón latiendo a flor de mi piel.

Tu quién eres
que con impetu perpetuo
me diste y me quitas,
me plantas desafío.
Yo las guerras ya no quiero
porque de batallas mi vida fué plagada.
Me abrumas, me aturdes
y me dejas desnuda
ante tu sucio juego.
Enfrenta mis ojos,
no te quiero en mi espalda.
Urania, escurridiza, porfiada, fría.
Tus armas impunes
me quitan la vida.
Humillada me siento
pidiendo desesperada
por algo que ya es mío.
Derecho no tienes
aunque no este a mi lado
jamás podras de mi
quitar sus impresiones de amor.

Junio 8 '05
Paula Maresco